En no pocas ocasiones nos asomamos a la ventana y vemos pasar gente que va y viene de un lugar a otro, y no nos preguntamos si tienen un problema que resolver, de salud o cualquier otro; simplemente somos observadores pasivos. La cosa cambia si, mientras que plácidamente observamos el paisaje, alguien llama a tu puerta y te pide ayuda. Esta viñeta escrita es la imagen de un paciente con dolor crónico. Son muchos, demasiados, los pacientes con dolor que van de un lado a otro, demandando atención y cuidados para su dolor, y ése es el momento en que la actitud de observadores pasivos cambia. En estado de alerta, el profesional sanitario toma el mando para resolver, cuidar y aliviar el dolor de quien llama a su puerta. Esa puerta, hoy en España, tiene nombre: Sociedad Española del Dolor (SED).
La SED, que reúne en nuestro paÃs a todos aquellos profesionales interesados en mejorar la calidad de vida de los que sufren dolor, tiene como único objetivo contribuir al desarrollo de plataformas de cualquier Ãndole: asociativa, formativa, acreditativa… y cualquier otra que sirva para borrar el dolor del mapa de enfermedades y sÃntomas.
Lo escrito hasta ahora puede parecer (ésa es la intención) emocional, motivador, e incluso inspirador para promover un movimiento general de profesionales, pacientes e instituciones a favor de incrementar y mejorar la atención al paciente con dolor crónico. Quien lea esto que escribo, y haya participado como profesional de la salud en una sesión con pacientes con dolor crónico, quedará en silencio, atento al discurso, ante la inmensa cantidad de sus demandas asistenciales. Pacientes que, como aquellos que paseaban frente a nuestra ventana, van de un lado a otro, cabizbajos, preguntándose cuándo acabará este horror que les atormenta dÃa y noche. Y no sólo a ellos, también a sus familias.
Hacen falta unidades de gestión diferenciadas, en contacto permanente con otras unidades, pero especÃficas
Conscientes de la situación, la SED, como estandarte de la lucha contra el dolor en España, llama con rigor y vigor (y también con vehemencia) a la puerta de todas las autoridades sanitarias estatales y autonómicas para que presten atención al dolor crónico de los pacientes. Que inviertan en formación institucional, para que no se dependa de la formación que ofrecen las empresas del sector (bienvenidas, pero insuficientes); que incrementen el número de unidades de dolor en los hospitales de toda España: pero no sólo el número, sino también el personal especializado en el tratamiento del dolor; que formalicen acreditaciones y capacidades profesionales; que presten atención a la cartera de servicios que estas unidades especializadas pueden ofrecer, que no es poca (farmacológica, intervencionista, de atención psicológica, enfermerÃa, fisioterapia…), poniendo en el centro a las personas y sus necesidades, a su familia y a su entorno. Pero que todo se haga desde la planificación, sin improvisación coyuntural, constituyendo unidades de gestión asistencial diferenciadas, autónomas, de forma que la dedicación al tratamiento del dolor sea para tratar el dolor. Estas unidades deben estar en contacto permanente con otras unidades, obviamente, pero ser unidades especÃficas, dedicadas al estudio y tratamiento del dolor de las personas.
La SED llama con rigor, vigor y vehemencia a la puerta de todas las autoridades para que presten atención al dolor
Todo esto se puede hacer incrementando el número de plazas asistenciales propias en las unidades de dolor. Ésa sà que serÃa una buena señal, por parte de los gerentes de los hospitales y de las instituciones responsables, de que tienen verdadera intención de mejorar el cuidado de los pacientes.
Tampoco hay que dejar de lado la formación en dolor y el apoyo a su tratamiento en atención primaria, primer eslabón de la cadena de atención del paciente con dolor. Todo ello es posible si se piensa, planifica y se ponen medios. Se ha hecho en otras patologÃas y se puede hacer en la lucha contra el dolor; sólo hay que proponérselo.
Ingente esfuerzo profesional
No se puede acabar este escrito sin resaltar el tremendo esfuerzo que realizan cada dÃa los profesionales que atienden el dolor crónico sobre la demanda de asistencia por parte de los pacientes. Unos profesionales que piden tiempo y medios para hacer su trabajo dignamente, y que sacan tiempo para su formación de donde ya apenas quedan minutos. La SED se solidariza con cada uno de ellos, cualquiera que sea su especialización y, en la medida de sus posibilidades, promueve formación, insta a las instituciones a que presten atención a planes especÃficos contra el dolor, facilita el contacto entre profesionales a través de sus grupos de trabajo, anima a la investigación clÃnica y básica en dolor… y muchas cosas más, también con la ayuda de la Fundación Española del Dolor (FED), una institución veterana y cualificada, que vela por la atención al dolor como se merece.
En efecto, tanto la SED como la FED no olvidan algo que hoy en dÃa parece que se ha convertido en indispensable: sensibilizar a la población general a través de todos sus medios de difusión (www.sedolor.es). Este año, la SED y las organizaciones internacionales a las que pertenecemos (IASP y EFIC), conjuntamente con la FED, han puesto en marcha un Año Internacional contra el Dolor, para incrementar la atención a esta enfermedad en poblaciones vulnerables: niños, personas de avanzada edad, pacientes con trastornos emocionales o cognitivos, personas con dolor con limitado acceso a atención especializada…, y todo ello fruto de un minucioso estudio de las necesidades no cubiertas en esta población de pacientes. La SED y la FED dedicarán el DÃa del Dolor de 2019 a atender esta demanda asistencial.
Pero todo este trabajo no serÃa posible sin una organización y planificación dependiente de personas con muy alta motivación. Todas estas personas llamaron un dÃa a la puerta de la SED, y juntos pusieron en marcha una organización que se esfuerza en la atención al paciente con dolor, y que no desistirá hasta conseguir erradicarlo.
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